Alamos, con espíritu colonial
Conocida como la “capital del frijol saltarín mexicano del mundo”, la ciudad de Alamos es un muy particular destino de la República de México, puesto que en ese lugar colindan el desierto de Sonora y el bosque tropical de Sinaloa.
Con varias actividades vinculadas con lo natural, como paseos por las montañas y ríos o recorridos históricos, esta ciudad sirve también para admirar los vestigios de la época colonial en construcciones que delatan el paso del tiempo.
Alamos fue fundada el 8 de diciembre de 1685, pero originalmente no llevaba ese nombre sino el de Real de la Limpia Concepción de los Alamos. De aquellos años persisten construcciones centenarias con importantes arcos y amplios patios cubiertos de vegetación, como así también las calles empedradas.
El primer impulso de este territorio se dio allá por 1827, cuando fue nombrado Capital del Estado de Occidente, aunque venía creciendo desde el 1800 a partir de la fiebre de plata.
Las casas de aquellos tiempos hoy persisten como casas particulares, hoteles y posadas, todo conservado en perfecto estado debido a que el centro de la ciudad fue declarado monumento histórico. Si bien por sus características es ideal para realizar algún paseo a pie, también se pueden dar paseos en aeroplano, a caballo, en bicicleta, o participar del avistamiento de aves o conocer el Cañón del Cobre o el Mar de Cortes. También, hay que destacar la presencia de un pintoresco trencito que hace un recorrido para turistas, por los destinos más típicos.
Quienes deseen conocer Alamos, deben saber que pueden llegar en auto, por autobús, en avión comercial (a la ciudad de Obregón, a sólo una hora de Alamos) o por avión privado. Una vez que estén allí podrán apreciar que todo se encuentra a corta distancia, dada la pequeñez del trazado de la ciudad. Si bien los taxis no son caros, quien así lo desee puede viajar a caballo y recorrer diferentes espacios históricos, como es el caso de la Iglesia de la Purísima Concepción.
A la hora de probar la gastronomía de aquí, vale señalar que no se trata de una región con platillos propios, sino que se preparan los platos típicos del país. En este sentido, la carne goza de buenas recomendaciones. De todos modos el caso del restaurante Hacienda de los santos es una opción por demás válida, con platos de la cocina sonorense o de la internacional. Finalmente decir que si va a hacer compras, un material típico de esta ciudad es la cerámica Uvalluma, pueblo cercano donde se trabaja aún de forma tradicional.
Foto vía: Obson

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