El Árbol del Tule en Oaxaca

Arbol del Tule

México es uno de esos países que asombra por su historia, su cultura y su grandeza. Pueblos y ciudades que forman parte de un legado incalculable de grandes civilizaciones. Todo el país está salpicado de elementos que lo hacen único y genuino, de ahí que cualquier pequeña joya, por rutinaria que nos parezca, pueda encerrar un tesoro de enorme valor.

Esto mismo es lo que ocurre cuando nos situamos frente al impresionante Árbol del Tule en Oaxaca. No estamos ante un árbol cualquiera, no. Estamos contemplando el árbol con el diámetro de tronco más grande del mundo, superando los catorce metros. Una circunferencia de aproximadamente 42 metros y una altura de 40. Lo encontramos en el atrio de la Iglesia de Santa María del Tule, trece kilómetros a las afueras de Oaxaca.

Una auténtica maravilla de la naturaleza, algo colosal y enorme. Cuenta una leyenda zapoteca que fue plantado en un lugar sagrado hace 1.400 años por Pechocha, un sacerdote de Ehécatl, dios del viento, aunque los expertos botánicos estiman que su edad sobrepasa los más de dos mil años. Junto a él hay una placa en la que pueden leerse mejor sus datos, entre ellos un volumen de 800 metros cúbicos y un peso aproximado de 630 toneladas.

En muchas ocasiones se han efectuado fotos en las que pueden verse a más de 30 personas tomadas de la mano para poder rodear todo el diámetro de su tronco. Tule significa «árbol de iluminación», y desde siempre este ahuehuete se ha convertido en uno de los grandes atractivos turísticos de la zona. Tanto es así que a lo largo de los siglos se le ha conocido de diferentes maneras: Sabino, Ciprés de Moctezuma o Ciprés del Río.

Su tronco y sus ramas han sido testigos directos de la historia de México. Declarado Árbol Nacional de México en 1921, desde tiempos inmemoriales se le han atribuido cualidades sagradas y es fácil encontrarlo como protagonista de muchas de las grandes leyendas y tradicionales orales de Oaxaca y sus alrededores.

Si estáis por aquí su visita resulta más que imprescindible. Os llevaréis un recuerdo imborrable de su poderosa presencia.

Foto Vía Arboricultura

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